– Plena inclusión propone una estrategia para conseguirlo

MADRID, 20 (SERVIMEDIA)

Hasta 1.000 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo podrían encontrar un empleo en los sectores culturales y creativos de la Comunidad de Madrid en los próximos cuatro años, según se deduce de un estudio sobre dicho tema elaborado por Plena inclusión Madrid y presentado este martes en la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte.

Según detalló el director del estudio y de la consultora Culturalink, Tonny Murphy, “a pesar de las sucesivas crisis entrelazadas en la segunda década del siglo, el sector cultural de la región ha crecido a un ritmo muy intenso y supone el 9,3% del empleo total en la Comunidad”.

Así, sostuvo que a partir de las tasas de crecimiento del PIB en los últimos años y de las estimaciones realizadas en el estudio, “se puede esperar la creación de al menos 5.000 puestos de trabajo al año en los sectores culturales y creativos de la Comunidad de Madrid para los próximos cuatro”.

El ‘Estudio de oportunidades de empleo de personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo en los sectores culturales y creativos de la Comunidad de Madrid’ es una aproximación a la potencialidad de la industria cultural de la región como fuente de empleo para este colectivo y analiza la realidad y futuro del sector, además de las profesiones que ofrecen mayores oportunidades laborales.

De hecho, evaluó 450 profesiones clasificadas según su potencial de crecimiento y en función de las capacidades requeridas, a partir de un modelo metodológico que presta atención a las habilidades relacionadas con los sectores culturales para determinar las posibilidades de trabajo en función de estas.

PROPUESTAS

El director general de Plena Inclusión Madrid, Javier Luengo, presentó la estrategia derivada de los resultados de este estudio, que tiene como fin promover la inserción laboral de facto de las personas con discapacidad intelectual en el sector.

Según Luengo, esta estrategia implica acciones en diferentes ámbitos. Por un lado, requiere la creación de alianzas con el sector cultural público y privado, así como su sensibilización para generar cultura y visión sobre la inclusión laboral del colectivo en la industria.

Además, apuntó que es necesario “avanzar hacia una profesionalización de las personas” con discapacidad intelectual en estos sectores y contar “con una formación adaptada que incida en el desarrollo de las competencias más demandadas”. En este sentido, Luengo propuso la creación de nuevos certificados de profesionalidad de nivel 1 relacionados con cultura como auxiliar de biblioteca, de archivo, de producción audiovisual y de maquillaje.

La realización de este estudio fue posible gracias a la dotación económica que acompañaba al Premio Reina Letizia de Cultura Inclusiva otorgado por el Real Patronato de Discapacidad en 2017 al programa ‘Más Cultura, Más Inclusión’ de Plena inclusión Madrid, que cuenta con la financiación de Fundación ONCE.

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Este trabaja para conseguir la inclusión de las personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo en el sector cultural en tres ámbitos: como creadoras, como espectadoras y como trabajadoras.

BARRERAS

La presentación del trabajo la inauguraron el director del Real Patronato sobre Discapacidad y director general de derechos de las Personas con Discapacidad del Ministerio de Derechos Sociales, Jesús Martín; el presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), Luis Cayo Pérez; la directora general de Servicio Público de la Comunidad de Madrid, Belén García, y el vicepresidente de incidencia política y diálogo civil de Plena Inclusión Madrid, Mariano Casado.

Este último se refirió a las numerosas barreras que impiden el disfrute de la cultura a las personas con discapacidad intelectual, motivo por el que las entidades del movimiento asociativo decidieron actuar, “convencidas de que la cultura es un elemento fundamental para el desarrollo personal y para la inclusión social”. “Teníamos el convencimiento de que el ámbito cultural contenía múltiples nichos de empleo para las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo. Y hoy contamos con datos que lo confirman”, aseguró.

Belén García destacó a su vez el valor de este estudio, que “profundiza en el conocimiento del mercado de trabajo a la hora de tomar decisiones y abordar estrategias”.

El presidente del Cermi manifestó que inclusión significa derecho a “participar en plenitud en todos los ámbitos de la vida (laboral, social, política, del ocio, de los afectos…)” y defendió que proyectar la inclusión en el mundo de la cultura exige actuar sobre los contenidos, el acceso y el empleo.

“Hasta ahora solamente se ha actuado en el acceso a los contenidos culturales, pero la diversidad humana que representamos las personas con discapacidad no se refleja ni en las tramas, ni en los contenidos, ni en los mensajes de estos productos y cuando aparece, suele ser desde el sesgo y el estereotipo”, comentó.

Pérez agregó que “tampoco existen iniciativas para favorecer la incorporación laboral de las personas con discapacidad en estos sectores “a nivel estatal” y reclamó que, para empezar, todas aquellas empresas que reciban subvenciones o que contraten con la administración cumplan la reserva de empleo que exige la ley.

Jesús Martín subrayó por su parte cómo “tradicionalmente, la cultura ha mantenido un enfoque capacitista y generador de exclusión hacia las personas con discapacidad, por lo que reivindicó la participación de este colectivo en la creación de contenidos, que “ofrezcan otras visiones y nos den visibilidad”.

También anunció que a finales de año verá la luz el Libro Blanco de Empleo y Discapacidad, con el apoyo de Fundación ONCE, la sociedad civil en torno al Cermi y el Ministerio de Trabajo.