Aunque muchos piensan que en las discotecas no es donde se hace música, lo cierto es que durante décadas ha sido donde más se han bailado las canciones del momento.

De hecho, muchos de los temas han conseguido el éxito precisamente porque eran los diskjockeys los que los pinchaban desde sus plataformas fin de semana tras fin de semana.

Tanto es así que muchos de los CDs que acabaron siendo grandes super ventas gracias a la exposición en los locales nocturnos.

Sin embargo, 2020 ha vuelto a poner a prueba el sector, no solo del ocio nocturno sino de la música. Mientras cantantes han tenido que rediseñar giras y postponerlas o incluso lanzarse a hacer conciertos mucho más reducidos o incluso en streaming, las salas nocturnas han tenido que cerrar sus puertas sin más y sin posibilidad, en la mayoría de los casos, de continuar un proyecto que era referente. “Incluso el cierre de las salas de conciertos repercute en las ventas de la industria” reconocen algunos empresarios nocturnos.

Echar un vistazo a algunos portales inmobiliarios es encontrarse con la venta de locales de algunas de las discotecas más emblemáticas de las capitales de provincia.

Ya ha habido comunicaciones alertando por parte de Spain Nightlife, una de las agrupaciones que incluye a más de 25.000 empresarios de este tipo de sector que cifra las pérdidas de 17.000 millones de euros. Pero no solo eso, salas tan míticas como Summun han tenido que tirar la toalla, y otras como Pachá o Amnesia, centros nocturnos de gran éxito en toda su historia, ven inviable seguir adelante dadas las circunstancias.

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Las salas nocturnas han sido siempre un reflejo y templo musical. La movida se gestó entre bares de copa de la capital, al igual que en Ibiza se gestó desde hace más de un lustro un epicentro de música electrónica con salas a las que llegaban los mejores pinchadiscos del momento, creadores de grandes éxitos que han hecho bailar a millones de personas en todo el planeta. Su cierre va a suponer una pérdida de referente para la música, no tanto por el estilo, sino por la forma de entenderla” explican algunos empresarios.

¿Qué pasará ahora? ¿Cuáles serán, más allá de las plataformas de streaming, los altavoces musicales de la próxima generación?