– Por la presión pesquera y el cambio climático, según un estudio internacional

MADRID, 27 (SERVIMEDIA)

El calentamiento global y la presión pesquera hará que a mediados de este siglo los stocks de atún desciendan un 36% en su productividad y el tamaño de esas especies se reduzca un 15%, por lo que la demanda, el precio y los beneficios de este sector económico se verán afectados.

Así se explica en un estudio liderado por AZTI, centro científico y tecnológico especializado en el medio marino y la alimentación que cuenta con tres sedes en el País Vasco.

El estudio, publicado en la revista ‘Global Planetary Change’, determina cómo el efecto combinado del cambio climático y la presión pesquera puede impactar en la productividad y el tamaño de las principales especies comerciales de atún y pez espada en el futuro.

Para ello, los investigadores emplearon un modelo que incluye numerosos mecanismos que representan la dinámica poblacional de siete especies de atún y pez espada, y la competencia entre ellas.

“Queríamos saber cómo va a afectar el cambio climático y la presión pesquera a algunas de las especies de mayor importancia comercial para tomar decisiones que aseguren el futuro de los recursos”, explica Maite Erauskin-Extramiana, investigadora de AZTI y coordinadora del estudio.

CONCLUSIONES

El trabajo concluye que el cambio climático y la presión pesquera afectarán en el futuro a la productividad de las principales especies comerciales de atún y pez espada. Se prevé que las poblaciones analizadas reduzcan de media su productividad potencial global en un 36% hasta 2050.

“Solo el atún rojo del Pacífico muestra un ligero aumento en el futuro. Se estima que cinco especies -los atunes rojos del Atlántico y del Sur, el pez espada, el patudo y el atún blanco- disminuirán en biomasa y tamaño a ritmos diferentes”, indica Erauskin-Extramiana.

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En cuanto a la talla, el modelo prevé una disminución global de un 15% para 2050 debido al cambio climático. Sin embargo, también hay poblaciones, como la del rabil y el listado del Pacífico, en las que, por el contrario, se prevé un ligero aumento en el tamaño.

El precio y la demanda de pescado dependen en parte del tamaño de los peces, por lo que el cambio climático y la pesca pueden reducir potencialmente los ingresos de la industria pesquera, incluso para la captura de las poblaciones cuya productividad se estima que aumentará.

“La industria pesquera debería adoptar medidas de adaptación al cambio climático aumentando el valor del pescado mediante certificaciones de sostenibilidad y reduciendo el consumo de combustible y el tiempo en el mar con un mayor uso de la digitalización. La reducción del consumo de combustible también puede considerarse una medida de mitigación del cambio climático, ya que la pesquería de atún supone el 5% del total del combustible utilizado en la pesca mundial y reduciría las emisiones de CO2”, concluye Erauskin-Extramiana.